Bernardo Montero Bolaños (07/11/1942 - 04/07/2025)
1.
Encuentro de 5 minutos:
Bernardo (de San José); yo (de Naranjo),
hacíamos fila uno detrás del otro, un lunes de febrero de 1961, para
matricularnos en el Departamento de Registro de la UCR (un edificio de madera con una o dos ventanillas como de pulpería china en domingo por la tarde). Al sol; y seguro anotaban nuestras
asignaturas con lápiz y nos daban un papelillo como constancia.
Se acerca un conocido de Bernardo y nos dice “¿Qué están haciendo allí?”. Contestamos
al unísono: “Matriculándonos en profesorado de Física y Matemática”. Replica el
amigo de Bernardo: “Pásense para aquí, a Ingeniería, donde está lo bueno”. A
pesar de que no me conocía me dice Bernardo:
“Espera a que lo veamos el año entrante”.
Bueno, no fue necesario, en el segundo semestre estaba en la Facultad de
Derecho. Está bien, un país en crecimiento necesita de todo. Luego fue ministro
de trabajo.
2.
Marzo de 1961.
Cursos de Álgebra y luego de Trigonometría, con el Ingeniero Fernando Chavarría
(“triángulito”). Perdí los dos, a pesar de que Bernardo a veces daba un
empujoncito y me prestaba el álgebra de Rees y Sparks. Y hasta
los exámenes extraordinarios, porque en el verano estuve trabajando en Naranjo,
con muy poco tiempo para estudiar. Eso me dejo “renco” en 1962, no pude llevar
la carga completa, pero con algo de tiempo comencé a trabajar como profesor de Matemática en el Liceo Rodrigo Facio, en Zapote (aspirante 22,50 la clase-mensual).
3.
Marzo de 1962.
Curso de Cálculo 1 con Francisco Ramírez. Análisis con Joaquín
Ninot (se le pringó con barro el maletín, y sí fue y lo trajo de España el siguiente semestre). Otros con Juan Félix Martínez y con Manuel Antonio Calvo.
4.
1962 a 1963.
Cursos de pedagogía en la Facultad de Educación (profesor Marco Tulio Salazar y
otros buenos pedagogos).
Las compañeras eran muy bonitas; … como lo son ahora,
desde luego.
5.
1964.
Tuvimos la suerte de tener como profesor de Práctica Docente a Numa Sánchez,
que también era profesor en el Liceo Justo A. Facio.
Quizás desde siempre
Bernardo y yo fuimos apasionados por la actividad docente y obtuvimos buenas
calificaciones. Supongo que por eso, una vez que Numa fue a un congreso en Suramérica,
nos dejó encargados (por dos semanas) de sus cursos en ese liceo nocturno.
¡Todos los estudiantes eran mucho mayores que nosotros!
6.
Para terminar regreso a 1963.
Curso Geometría con el otro Bernardo (Alfaro Sagot). En una clase de dos horas y luego de
borrar tres pizarras y gastar 5 barras de tiza (a don Bernardo le gustaba hacer
círculos con un cordel y rectas tensando el cordelillo “entizado” contra la pizarra); aún no se había
concluido el tema; “el volumen del intradós de un luneto” (ahora ni recuerdo qué
es).
Al día siguiente comenzamos de nuevo, seguro solo faltaba “… luneto”. Bernardo (el Montero) se vuelve hacia mí y me dice: “Mira, lo terminé anoche, en una página”.
Creo que si Bernardo estuviera aquí conmigo, diríamos a coro algo como: "Si usted conoce matemática y la sabe usar, puede hacer lo que quiera; desde ser costurera (como lo fue mi madre), hasta poner una nave espacial en una órbita alrededor de próxima centauri".
jav
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